Max solo tiene 8 años y no es como los demás niños. Él vive para adentro y cuanto menos le molesten, mucho mejor. No le gustan los cambios, las sorpresas, los ruidos, que lo toquen y que le hagan hablar por hablar. Si alguien le preguntara cuándo es más feliz, seguro que diría que jugando con sus legos planeando batallas en
Budo no es un niño corriente. Es curioso, inteligente, valiente y divertido; le encanta ir al colegio con Max, escuchar las lecciones de la señorita Gosk y descubrir nuevos lugares en los que investigar. Pero Budo también es capaz de atravesar paredes, estar enfrente de una multitud de personas y ser completamente imperceptible, e incluso permanecer vivo sin haber comido ni bebido en toda su vida. Y es que, como ya se ha dicho, Budo no es un niño corriente: es un amigo imaginario, surgido de la mente de Max.
Como todos los amigos imaginarios del mundo, Budo estará en la tierra siempre que Max siga creyendo en él; por eso mismo, sabe que su tiempo se está agotando, pues tarde o tembrano Max crecerá, se olvidará de él y entonces desaparecerá, como tantos otros antes que él. Hasta entonces, lo único que puede hacer es permanecer a su lado, ayudar a Max a comprender la realidad, que tan complicada le resulta a veces, y buscar la manera de existir para siempre. Sin embargo, el orden de sus prioridades cambia radicalmente cuando Max se encuentra en peligro y comprende que él es el único que puede salvarle.
Esta historia es entrañable, a mí me ha gustado bastante, aunque hubo una parte en la que me aburría un poco, luego se me pasó el aburrimiento. Yo me dí cuenta desde la primera página que al principio es todo imaginario, pero poco a poco (sin prisa pero sin pausa) se va convirtiendo real...
Calificación:
Espero que os haya gustado!!
¡¡Hasta otra lectores!!:)
¡Hola! :)
ResponderEliminarTiene muy buena pinta :P
Un besito
¡Hola!=)
EliminarEs bastante entretenido!!
Un beso;)